Diseño ético: ¿qué es y por qué es importante?
- Munco

- 2 sept
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 4 sept

El diseño no es neutral. Siempre toma partido.
En un mundo donde todo parece necesitar un logo, una paleta de colores y una campaña en redes, el diseño gráfico se ha convertido en una herramienta indispensable. Pero detrás de cada pieza visual —desde el empaque de un café hasta la identidad de una cooperativa— hay una pregunta que casi nadie hace: ¿Este diseño fue hecho con justicia, dignidad y cuidado?
El diseño puede usarse para explotar, manipular y invisibilizar o para visibilizar, empoderar y cuidar. El diseño gráfico ético no es usar colores suaves o dibujar árboles en los logotipos.
Es un compromiso profundo con:
Justicia laboral: que quienes diseñan sean remuneradas con dignidad.
Transparencia: saber quién hizo el diseño, bajo qué condiciones y con qué intención.
Responsabilidad social: no reproducir estereotipos, machismo, racismo o colonialismo.
Sostenibilidad: que los materiales, procesos y plataformas se usen responsablemente.
Horizontalidad: que los procesos sean colaborativos.
El lado oscuro del diseño gráfico
Mientras los estudios tradicionales de diseño celebran premios y portafolios brillantes, tras bambalinas muchas diseñadoras viven en condiciones de precariedad que a menudo pasan desapercibidas para el público en general. Este fenómeno no es aislado, sino que forma parte de una problemática más amplia en la industria creativa, donde las expectativas de éxito y reconocimiento contrastan drásticamente con la dura realidad que enfrentan muchas profesionales del diseño.
Uno de los aspectos más preocupantes de esta situación es la prevalencia de las prácticas no remuneradas. Muchas diseñadoras se ven obligadas a aceptar estas posiciones con la esperanza de adquirir experiencia valiosa que les permita avanzar en sus carreras. Sin embargo, esta "experiencia" a menudo se traduce en meses de trabajo arduo sin ninguna compensación económica. La promesa de que este esfuerzo les abrirá puertas en el futuro se convierte en una trampa que perpetúa un ciclo de explotación.
Las jornadas laborales en este ámbito son, en muchos casos, extremadamente largas, alcanzando hasta 12 horas diarias. Esta intensa carga de trabajo se acompaña de la presión constante para cumplir con plazos ajustados y entregar proyectos a última hora. La falta de descansos adecuados no solo afecta la salud física y mental de las diseñadoras, sino que también impacta negativamente en la calidad de su trabajo. La cultura del "siempre disponible" se convierte en la norma, donde el equilibrio entre la vida personal y profesional se ve comprometido.
En este contexto, los derechos laborales son una preocupación fundamental que a menudo se ignoran. Las diseñadoras, especialmente aquellas que están comenzando su carrera, pueden sentirse vulnerables al no tener acceso a beneficios básicos como seguro médico, vacaciones pagadas o licencias por enfermedad. Esta precariedad laboral no solo afecta su bienestar inmediato, sino que también crea un ambiente en el que la creatividad y la innovación se ven limitadas, ya que el estrés y la ansiedad pueden inhibir el proceso creativo.
Otro problema significativo es la cuestión de la autoría en el trabajo creativo. A menudo, el "director creativo" se lleva todo el crédito por los proyectos, a pesar de que el trabajo realizado es el resultado del esfuerzo conjunto de un equipo entero. Esta dinámica no solo desincentiva la colaboración, sino que también borra las contribuciones individuales de diseñadoras talentosas.
Mientras que la industria del diseño puede parecer un campo brillante y lleno de oportunidades a primera vista, la realidad para muchas diseñadoras es una lucha constante contra la precariedad laboral, la explotación y la falta de reconocimiento.
Este es un problema de “malos jefes”, pero también es el resultado de un modelo económico que normaliza la explotación como parte del “proceso creativo”.
Como clienta ¿Por qué me debería importar el diseño ético?
Porque cada pieza de diseño comunica algo más que una imagen. Comunica valores. Y si tu emprendimiento contrata a un estudio que explota a sus trabajadoras, también se verá reflejado en tu proyecto.
El diseño ético es importante porque:
1. Rompe con la cultura del sacrificio
No se trata de “darlo todo por el arte”. Se trata de que nadie tenga que sacrificar su salud mental, su tiempo o su dignidad para que una marca quede en tiempo récord.
2. Reconoce el trabajo invisible
Muchas veces, el diseño se ve como un “detalle final”, no como un sistema. Un diseño ético reconoce las implicaciones y el esfuerzo requerido.
3. Fortalece la confianza con tu comunidad
Cuando tu marca se construye con honestidad y transparencia, las personas confían en ella y esto también implica que no haya explotación detrás de lo que ven.
4. Desafía el estatus quo
No todo es vender más. Se trata de comunicar mejor, con menos daño y más sentido común.
¿Cómo identificar si un servicio de diseño es ético?
Antes de contratar a alguien, pregúntate:
¿Es una empresa, corporación, profesional independiente o una cooperativa?
¿Tienen horarios definidos de trabajo y descanso o están disponibles todo el tiempo?
¿En su portafolio se reconoce el trabajo de las personas que ahí trabajan?
¿Sus tiempos de entrega son razonables o acceden a cualquier fecha por más absurda que parezca?
En Munco Diseño, al ser una cooperativa, somos muy cuidadosas con ofrecer diseño ético, lo que significa que cada aspecto de nuestro trabajo está impregnado de un profundo compromiso con la justicia social y la equidad. Todas las personas que trabajan en los proyectos son remuneradas con dignidad, lo que implica que no solo se les paga de manera justa, sino que también se les reconoce su valía como profesionales creativas.
En nuestra estructura organizativa, no hay jefas ni jefes, ni autorías individuales que puedan eclipsar el esfuerzo colectivo; el diseño es un proceso colaborativo en el que cada voz cuenta y cada idea es valorada. Esto fomenta un ambiente de trabajo inclusivo y respetuoso, donde se prioriza el bienestar de todas las integrantes del equipo.
El diseño gráfico también puede ser una forma de resistencia, un medio poderoso para desafiar las normas establecidas y cuestionar las estructuras de poder. Porque cada elección que hacemos —desde el tipo de letra que seleccionamos hasta el salario de quien diseña— refuerza un modelo social existente o, por el contrario, lo transforma en uno más justo y equitativo.
En este sentido, el diseño se convierte en un acto político, donde cada elemento visual puede transmitir un mensaje de cambio, de lucha y de esperanza. La estética y la ética se entrelazan, creando un lenguaje visual que puede inspirar a otros a cuestionar y a actuar.
Si crees que tu proyecto debe alinearse con la justicia, la equidad y el cuidado, entonces no puedes permitir que tu imagen se construya sobre la explotación de otros. Es fundamental que cada decisión que tomes en el desarrollo de tu identidad visual refleje estos valores.
Trabajar con una cooperativa como Munco Diseño no solo garantiza que tu proyecto esté respaldado por un enfoque ético, sino que también contribuye a un cambio más amplio en la industria del diseño. Al elegir colaborar con nosotras, estás apoyando un modelo de negocio que prioriza las relaciones humanas, la sostenibilidad y la justicia, y que busca crear un impacto positivo tanto en la comunidad creativa como en la sociedad en general.


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