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Cooperativa de arquitectura vs despacho tradicional

  • Foto del escritor: Munco
    Munco
  • 30 ago
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 4 sept

Niños construyendo una estructura de madera y tela en un parque con letrero que dice "Paz" y un corazón.
Proyecto "Encuentro Menchaca" (2018), Querétaro, México.

Si estás buscando arquitectas para tu proyecto —una casa, un espacio comunitario, una remodelación— seguramente has navegado entre estudios famosos, portafolios elegantes y nombres en otro idioma que suenan a prestigio. Pero antes de firmar contrato, hay algo que casi nadie te dice:


Detrás de estas marcas, hay explotación, precariedad y violencia sistémica.

¿Y si tu proyecto se construyera con cuidado, colaboración y equidad sin dañar a nadie en el proceso?, entonces una cooperativa de arquitectura no es solo una opción: es la única opción coherente.



El lado oscuro de los despachos de arquitectura


La arquitectura, como muchas profesiones creativas, ha normalizado una cultura del sacrificio, sufrimiento y jerarquía absoluta. Se justifica con frases como: “Así es la profesión”, “el genio manda”, “el arte por el arte”. Pero lo que se vende como “pasión” o “dedicación”, muchas veces es explotación disfrazada.


En México y Latinoamérica, la mayoría de las arquitectas jóvenes trabajan sin contrato y en condiciones precarias. Algunos de los estudios de arquitectura más admirados del mundo emplean pasantes no remunerados. Las prácticas no remuneradas son una puerta obligada al mundo profesional —una forma de selección por clase social: solo quienes pueden vivir del apoyo de becas o familia acceden.


Se trata de malos jefes, pero también de un sistema que reproduce violencia como método de control. Un control que genera mucha riqueza y al mismo tiempo desigualdad.


  • Humillación pública: frases como “eres un inútil”, “no sirves para esto”, “vete a otra carrera” son comunes.


  • Destrucción de trabajo ajeno: arrojar planos, romper maquetas, borrar diseños sin diálogo.


  • Machismo estructural: una profesión en la que los hombres predominan en la mayoría de los cargos de alto nivel.


  • Rotación extrema: La mayoría de las arquitectas jóvenes con las que hemos colaborado cuentan historias de abandonar sus trabajos anteriores en menos de un año debido a condiciones laborales insostenibles.


Esta cultura no es “parte del proceso creativo”. Es abuso de poder. Y mientras se celebra al “erudito de la arquitectura” en solitario, se invisibiliza el trabajo colectivo que sostiene cada proyecto.


Autoconstrucción: la verdadera arquitectura


En México, más del 60% de las viviendas se construyen sin intervención de arquitectas ni ingenieras profesionales. Se les llama "informales", "precarias", "irregulares". Sin embargo, para sus habitantes, son su hogar. Son techos ganados con esfuerzo, ladrillo a ladrillo, muchas veces con manos propias, de familiares o de vecinas.


La autoconstrucción es una respuesta colectiva a la falta de vivienda digna, a la especulación inmobiliaria, a la gentrificación. Es una forma de autonomía frente al capital. Sin embargo, rara vez se le reconoce, al contrario: se estigmatiza, criminaliza, excluye de políticas públicas. Y cuando llegan los desastres naturales como inundaciones, sismos, deslaves, son estos hogares los más afectados, no por falta de valor, sino por falta de acompañamiento técnico, acceso a materiales seguros y planes comunitarios de prevención.


En Munco creemos que la autoconstrucción no necesita ser reemplazada: necesita ser acompañada. Por eso proponemos procesos horizontales de asistencia técnica comunitaria, donde:


  • Programas donde arquitectas puedan revisar estructuras, proponer mejoras y prevenir riesgos.


  • Asesoría técnica para reforzar cimientos, mejorar ventilación, gestionar aguas pluviales o instalar techos antisísmicos, con materiales accesibles y locales.


  • Talleres entre pares, donde quienes construyen comparten sus saberes y aprenden nuevos métodos de seguridad.


  • Creación de redes de trueque de materiales, cooperativas de transporte de insumos y bancos de herramientas comunitarias.


Queremos escuchar, aprender y co-crear soluciones con quienes ya saben construir, pero necesitan apoyo técnico justo y sin paternalismo.



¿Por qué una cooperativa de arquitectura es diferente?


La arquitectura no debe ser un privilegio de unos pocos. Ni la vivienda, un producto para especular. Debe ser un derecho, construido con y por las comunidades.

En una cooperativa, no hay jefas, no hay jerarquías ocultas, no hay espacios de miedo.

En su lugar hay asambleas, acuerdos, rotación de tareas y remuneración justa. Cuando contratas a una cooperativa de arquitectura, estás eligiendo un modelo donde:


  • Todas las personas que trabajan en tu proyecto son socias o colaboradoras remuneradas con dignidad.


  • No hay explotación ni trabajo no remunerado.


  • Las decisiones se toman en colectivo, no en la cabeza de una sola persona.


  • El cuidado del equipo es tan importante como el cuidado del diseño.


  • Tu proyecto se construye con tiempo, calma y respeto, no con desvelos forzados.


  • El cuidado del contexto y el medio ambiente donde se construye tu proyecto siempre es una prioridad.


Contratar una cooperativa de arquitectura no es solo una decisión técnica. Es un acto de político de cuidad y apoyo mutuo. Porque cada servicio que contratas fortalece un sistema, y tú eliges si ese sistema es tóxico o ayudar a sembrar uno nuevo, donde el diseño no dependa de la explotación, sino del cuidado mutuo. Estás apoyando un modelo que valora la autoconstrucción, que defiende el derecho a la ciudad.


Las cooperativas, debido a su naturaleza, son comprensivas y adaptables al tratar las diversas necesidades de las personas. Proporcionan distintas herramientas de colaboración que simplifican el acceso a la arquitectura, como financiamientos, intercambios e incluso servicios gratuitos.


En Munco, contamos con nuestro propio equipo de arquitectura, donde cada persona involucrada recibe una compensación justa. Todos los procesos son horizontales, transparentes y comunitarios. Tu casa, tu taller, tu espacio, se construye con amor, cuidado y verdadera pasión, sin que nadie tenga que sacrificar su salud mental, su tiempo o su dignidad.


Si estás buscando arquitectas para tu proyecto, pregúntate:

¿quiero un diseño que dañe a quienes lo hacen o uno que honre su trabajo?




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